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Geografía

Un miliario o piedra millar era una columna que se colocaba en el borde de las calzadas romanas para señalar las distancias cada mil pasos (1481 metros). Esta es una de las hipótesis,  porque de la piedra no parece que queden restos, que en Piedramillera los romanos colocaron uno de estos mojones que dio origen al pueblo.

El término municipal está dividido en dos zonas, la principal donde se ubica el núcleo urbano, que linda al Norte con Ancín y Mendaza, al Este con Legaria, al Sur con Etayo y Sorlada y al Oeste con Mendaza y la zona de “Cortecampo”, terreno agrícola que linda con Los Arcos al Norte, Este y Sur y con el Busto al Oeste.

El término municipal alcanza al norte prácticamente   hasta el río  Ega y al sur hasta  la sierra de San Gregorio. La zona de Cortecampo se encuentra al sur de Los Arcos.  Desde el punto de vista geomorfológico comprende las siguientes unidades de N a S: una pequeña parte de la llanura aluvial del Ega; la mitad oriental de la sierra de las Dos Hermanas (865 m), formada por calizas del Cretácico Superior y jalonada por una falla; la depresión tectónica arcillo-areniscosa del Oligo-Mioceno; crestas de areniscas rojas con arcillas del Oligoceno Inferior; y arcillas miocénicas del fondo de la cubeta sinclinal de Los Arcos, recubiertas parcialmente por aluviones del cuaternario. La villa de Piedramillera se encuentra en el contacto entre la segunda y tercera unidad.

De la cubierta vegetal originaria que estaría formada fundamentalmente por encinares, aún quedan 259 Ha.

El  terreno cultivado es de secano. Predominan los cereales, seguidos a gran distancia de las leguminosas, espárragos, etc. El terreno comunal cubre 370 Ha (33% de la superficie tensada sin facerías) siendo en su casi totalidad terreno forestal.

En su término se localizó un yacimiento al aire libre del Eneolítico-Bronce en el que se recogió un conjunto de piezas líticas, y el yacimiento protohistórico (Portillo de Ancín).

 

Arte Iglesia de Santa María

La parroquia de Santa María, labrada en sillar, se construyó a lo largo del siglo XVI en estilo gótico renacentista, aprovechando quizás estructuras más antiguas, de sillarejo, en el muro de los pies. Tiene nave única con tres tramos cuadrados -menos el correspondiente a la cabecera – cubiertos por bóvedas de terceletes.

El extraño ensamblaje de nervaduras y cubiertas adyacentes al arco toral puede deberse a la reforma de este último efectuada en el año 1761 por el cantero José de Castillo. En el año 1622 el cantero Francisco del Pontón levantó la sacristía, de planta rectangular, cubierta por una bóveda esquiada de casetones. La portada del templo la ejecutó el arquitecto estellés Juan de Larrañaga el año 1651, el cual, desde 1637, estaba peraltando los muros de la iglesia, si bien a partir de 1661 estos trabajos los continuó el cantero de Viana Lorenzo González de Azqueta.

Poco después, en el año 1699, se pagaron a Francisco Retana, natural de Nenglares de Gamboa, las obras de la capilla barroca del Cristo, construida con planta cuadrada cubierta por una cúpula de media naranja sobre pechinas. Frente a ella, por el lado del Evangelio, se levantó después la capilla de las Vírgenes, con una traza semejante a la anterior más un tramo rectangular cubierto por bóveda de cañón de lunetos. Del siglo XVIII data también la remodelación de la puerta de ingreso y  del pórtico y, finalmente, a fines del siglo XVIII se construyó la torre de estilo neoclásico.

Un conjunto muy interesante forman el retablo mayor con el sagrario neoclásico añadido en torno a 1800, y los dos colaterales de San Nicasio y San Sebastián; los tres fueron labrados en torno a 1560 con traza plateresca y una imaginería de estilo expresivista próximo al círculo de autores riojanos que trabaja en Lapoblación o Armañanzas. Realza la calidad de las tallas la buena policromía primitiva; por la de los retablos colaterales pleiteaban en el año 1593 los maestros Miguel de Salazar y Martín de Samperdón. El mismo estilo expresivista se advierte en la imagen del Santo Cristo, que recibe culto en un retablo barroco ejecutado en el año 1699 por el maestro arquitecto Vicente Frías.

El Santo Cristo tiene su propia historia. Resulta que en Piedramillera se produjo en el año 1920 un fenómeno de masas nunca conocido en Navarra. Los rumores que se extendían por toda la comarca aseguraban que el Santo Cristo de la Agonía -que se venera en una pequeña capilla de la iglesia parroquial- miraba a los fieles, les sonreía y obraba milagros. Todo comenzó en torno al mes de abril de aquel año 1920 cuando, después de confesar a una niña de 10 años, el sacerdote le impuso como penitencia que besara los pies del Cristo. La pequeña se esforzaba inútilmente dando brincos para alcanzar los pies del crucifijo y como la empresa era imposible, el Cristo se movió haciendo que uno de sus pies se desprendiera del clavo y así la niña pudiera besarlo.

A los pocos días eran miles los peregrinos que desde todos los rincones acudían a Piedramillera para visitar la capilla en la que se guarda la imagen. Se cuenta que una mujer de Los Arcos, ciega y muda desde hacía once años, acudió para dejar limosna y recuperó la visión. También se mencionó el caso de una niña de Acedo, aquejada del mal de San Vito (enfermedad de Huntington), que sanó milagrosamente un sábado después de postrarse ante el Cristo. Un vecino de Viana, Francisco Fernández alias El Rorro, llevaba seis meses padeciendo reuma, entró con plena fe de que el Señor le había de curar, hizo una pequeña oración y al pronto vio que el Santo Cristo movía los ojos y pestañeaba. Y otro vecino de Eraul, Juan Galdeano, de 34 años, contó que a las ocho de la mañana, mientras decía misa el presbítero don Juan Azanza, entró en la iglesia después de la Consagración y vio con los ojos abiertos al Santo Cristo y acercándose más vio como le sonreía y tenía el rostro alegre.

Al poco tiempo este fenómeno mediático –los periódicos de la época se hicieron eco de los hechos- había desaparecido sin dejar rastro. Pero los vecinos de Piedramillera seguimos festejando al  Santo Cristo.

Camino del Puerto. Calzada medieval.

Se trata de un camino empedrado que parte al noreste del núcleo urbano de Piedramillera. Es conocido popularmente como “La calzada o la cañada” y enlazaba nuestro pueblo con un camino que venía desde Los Arcos y llegaba hasta las Améscoas (Sierra de Urbasa). Con este vial se atravesaba la zona este de la Sierra de Dos Hermanas, con una orografía escarvada con pendiente suave.

Fue utilizado por carretas, rebaños de ovejas y personas, así como por los ejércitos que pasaban por nuestro pueblo. La actual carretera no existió hasta mediados del siglo XX.
La caja principal del camino está excavada en la propia roca caliza y terminada en un muro de contención de piedra, con una anchura total que oscila entre 3 y 3,5 metros. Actualmente se conserva empedrada, alcanzando una longitud de más de 500 metros.
La vegetación cubre parte del trazado, si bien se puede observar como la propia roca natural es el suelo del camino.
La calzada o camino del puerto es el resultado de una serie de mejoras efectuadas a partir del siglo XVI, para el servicio del pueblo y del molino que Piedramillera usaba en el río Ega. Dicha ruta sería mejorada y adecentada a lo largo del tiempo para mantenerla en estado útil. La documentación escrita disponible referente a este camino data del año 1.331 y corresponde a la información medieval del Monasterio de Santa Clara.

“El Portillo” de Piedramillera o “Ancín” como es vulgarmente conocido es una obra humana realizada por el hombre en la roca; (Abre y rompe la piedra) y da vista a varios pueblos del Valle de Ega. En sus inmediaciones se localizaron restos de cerámicas, correspondientes a la Edad de Hierro.
Actualmente es un vial muy transitado por personas tanto a pie como en bicicleta, que disfrutan de sus espectaculares vistas. Se puede diferenciar la zona orientada al sur, con vistas al valle de la Berrueza, donde se observa una vegetación formada por boj, tomillo, te de roca, etc y otras pequeñas hierbas de porte bajo, que surgen de las grietas de la roca caliza, muy visible en el entorno. En la zona orientada al norte las vistas son al valle del Ega y Sierra de Urbasa. A pesar de la proximidad, debido a su orientación, es una zona devegetación diferente a la de la zona norte, existiendo abundantes encinos y boj de mayor tamaño, con zonas de musgos.
Como se ha señalado anteriormente “El Portillo” une la zona orientada al norte con la orientada al sur, siendo de gran belleza, por lo que se considera una visita obligada para las personas que se acercan a la localidad.

 

Senda Dos Hermanas

El núcleo urbano de Piedramillera se encuentra al sur de la Sierra de Dos Hermanas, cordillera que separa los valles de Berrueza y Valdega.Su nombre viene de la doble cima que la corona. La cima de mayor altura se encuentra a 864 metros, donde se ubica un vértice geodésico. La cima gemela se encuentra separada 150 metros de la primera, a una altura de 858 metros.

El acceso a la cima de la Sierra de Dos Hermanas partiendo desde el núcleo urbano de Piedramillera es una preciosa ruta de paseo. Comienza a una altura de 625 metros, por lo que el desnivel total que se asciende es de 239 metros. La dificultad de la travesía es baja excepto el tramo final, donde el terreno es más escarvado, con pendiente elevada. La longitud total de la ruta es de aproximadamente 2 km.
El camino comienza al noreste del núcleo urbano. Los primeros 130 metros la dirección es hacia el este, utilizando parte del camino empedrado conocido como “calzada medieval”. Así se alcanza “la Balsa”, que como el nombre dice se trata de una zona de almacenamiento de agua en épocas de lluvia. En este punto nos encontramos con un precioso mirador de la localidad de Piedramillera y valle de la Berrueza.
A partir de aquí viramos hacia el oeste, divisando al fondo la cima de dos Hermanas, meta hacia donde nos dirijimos. Recorreremos sendas que atraviesan fundamentalmente vegetación de boj, tomillo, matorral, etc que crecen entre las grietas de la roca caliza, visible en todo el recorrido. Además se atraviesan varias zonas donde crecen árboles de mayor porte, en su mayor parte encinos.
El recorrido sigue la vertiente sur de la sierra, muy soleado, por lo que puede realizarse tanto en verano como en el resto de estaciones, primavera, otoño e incluso invierno. Ofrece unas hermosas vistas panorámicas del entorno.
Junto a la senda principal se pueden observar varios elementos destacables. Uno de ellos son varias “palomeras”, orientadas al norte y con buenas vistas al valle de Valdega.
Otro elemento a destacar es la sima del Bolumburu. La sierra de Dos hermanas está formada por roca caliza, que como se ha señalado anteriormente, es visible en toda su longitud. Este tipo de roca encierra multitud de grietas, cavidades y cuevas a lo largo de la Sierra. Una de las más conocidas, que se encuentra inventariada por el Gobierno de Navarra, es la sima de Bolumburu. Se sitúa al sur del recorrido, a escasa distancia del mismo.

Alcanzaremos en primer lugar la cima este de las dos cimas gemelas. En este punto se puede observar restos del muro perimetral de piedra de mampostería de un antiguo edificio o cabaña, utilizado antiguamente como punto de vigilancia.
El final del recorrido se encuentra a 150 metros, donde se encuentra la cima de las dos gemelas de mayor altitud. En este lugar se encuentra un vértice geodésico.
La cima presenta unas espléndidas vistas panorámicas, destacando al sur la Basílica de San Gregorio Ostiense. Además otros macizos montañosos como Sierra de Codés, Sierra de Lókiz y Montejurra y los valles de Berrueza y Valdega.